Palmira era una niña cuando, a principios del siglo XX, su familia emigró a Argentina. En 1934 fueron deportados por la dictadura militar a una España con vísperas de la fuerra civil. Unos viejos casetes con su voz cascada por los años. y la vieja casa a punto de ser demolida, son los únicos billetes del director hacia su abuela desaparecida y desconocida.