Magdalenas coreanas sobre la tumba de Proust. Rosas chinas sobre la tumba de Chopin. Encontrar consuelo en tumbas de muertos célebres es tan raro como buscar los secretos del arte por los caminos de un cementerio. El parisino de Père-Lachaise es el escenario de este peculiar canto a la vida desde donde habita la muerte.