El paisaje es el mismo: Ucrania. Pero entre La Tierra, de Alexander Dovjenko, y la revolución naranja de Yushchenko, han pasado más de setenta años y un intento frustrado de envenenamiento. Y sin embargo, un vínculo secreto une la primera película ucraniana de la historia y la revolución pacífica más importante tras la caída de la URSS. Un vínculo que sólo el cine sabrá desvelar.